Historia antigua: Qué sabemos del Rey Juba II de Mauretania y su relación con las islas Canarias.

EL PERSONAJE.- Rey de Mauritania (en latín, Mauretania), que comprendía parte de los territorios actuales de Marruecos y Argelia, que reinó del año 25 AC al año 24 DC, y que fue hijo de Juba I, rey de Numidia. Después de la Batalla de Tapso (actual Túnez), fue llevado cautivo a Roma. El Emperador Augusto lo casó con Cleopatra Selene, hija de Marco Antonio y de Cleopatra (la legendaria reina de Egipto).


Fue un soberano instruido y muy erudito, provisto de una nutrida biblioteca, y autor de obras griegas (algunas de las que se tiene constancia por otros autores posteriores: "Sobre las cosas de Libia", "Sobre las cosas de Arabia", "Sobre los Asirios", "Historia romana", "Similitudines", entre otras). La doctora Alicia García lo define "como un hombre adelantado a su tiempo, preconizador intelectual humanista que revolucionó muchos siglos después el pensamiento europeo." Sin duda, tenía un espíritu ansioso de conocimiento y abierto a todas las corrientes del saber.

Embelleció la capital de su reino, Iol, que recibió el nuevo nombre de Caesarea o Caesarea Mauretaniae, y que fue la capital de la provincia romana de Mauritania Cesariense (hoy es la ciudad de Cherchell, en Argelia), con monumentos romanos, y que multiplicó la estatuas en su reino; entre éstas se cuentan los numerosos bronces hallados en Volubilis (actualmente, ruinas romanas en el norte de Marruecos).

Se sabe que Juba II había nacido hacia el año 52 AC y que vivió hasta el año 23 o 24 DC. Sin embargo, Estrabón, geógrafo griego nacido probablemente en el año 63 AC señala en su Geografía un dato último, la muerte del rey Juba II, en el año 23 DC.

Para la doctora Alicia García (autora del libro Juba II y las Islas Canarias, publicado en 2009), referencia doctrinal indiscutible sobre el personaje, se le puede considerar como "el primer rey de Canarias". Desde siempre supimos que mandó una expedición a las Islas, ya que así lo contó luego Plinio El Viejo. Pero Juba II era mucho más que un simple rey africano. Fue rey títere que dependía estrechamente de Roma. Cuando se sublevaron contra él los gétulos, y después algunos mauritanos (en la época de la rebelión del númida Tacfarinas), se limitó a secundar a los romanos en sus operaciones de pacificación.

Podemos añadir, como dato, que los gétulos (en latín, Gaetuli), constituían un antiguo pueblo nómada béreber, situados al sur del Magreb, próximo al Sáhara. Se aliaron con Yugurta contra los romanos, y fueron derrotados por Cornelio Coso Léntulo, llamado Getúlico, en el año 6 AC. Según Enrique Gozalbes, esos territorios gétulos gobernados por Juba II marcaban la retrocesión de tierras inicialmente incorporadas a la nueva provincia romana de África, pero su posición meridional era más prudente su administración y control indígena por el Reino de la Mauritania. El control de las poblaciones gétulas constituía una misión militar, pero también influiría de forma decisiva en la voluntad del rey mauritano por efectuar exploraciones de estas zonas extremas, de esa terrae incognitae, en la medida en la que no solo era rey de territorios mediterráneos sino también externos y periféricos.

Juba II fue el único hijo y heredero del rey Juba I de Numidia, un rey bereber que se quitó la vida tras ser derrotado en el año 45 AC, por Julio César en Tapso (actual Túnez). Como botín de guerra, y como era habitual en la época, a Juba II se lo llevaron a Roma para romanizarlo, con tan solo cinco años de edad, y lo cierto es que salió bien. Recibió una educación romana en latín y en griego, romanizándose e incluso obteniendo la ciudadanía romana. A los 20 años escribió Arqueología romana, la primera obra de una larga serie que, lamentablemente, apenas ha sido recuperadas. Si bien, Juba II escribió sus obras en griego y Alicia García lo considera un "filohelénico", pues "su filohelenismo le hace hallar en los griegos la fuente de todo: de la lengua latina, de los orígenes de Roma, de Libia e incluso de su propia familia." 

Plutarco dijo de él, que era "el más entendido en historia de todos los reyes" y Ateneo lo calificó como "un hombre extremadamente sabio". Plinio dijo: "Juba, padre de Ptolomeo, el primero que gobernó ambas Mauritanias, más recordado por la fama de sus estudios que por su reinado".

Apenas 14 años después de la derrota de su padre, Juba II combatió junto a Octavio, en la batalla de Accio, y tal vez en las guerras cántabras, al norte de Hispania. Lo cierto es que, tras su etapa militar con los ejércitos romanos, Juba II siguió prestando servicios a Roma. Como no cuajó como monarca en su Numidia natal (lo rechazaban por romanizado), el imperio le creó un reino llamado Mauretania que abarcaba desde la costa de Marruecos hasta la desembocadura del río Ampsaga, en Argelia. Desde allí, Juba II apoyó al procónsul de turno frente a las a menudo irascibles tribus norteafricanas, a la par que exploró zonas como el Atlas y las islas Canarias.

Un dato ineludible sobre el reinado de Juba II: en el mismo se mezclaban las costumbres y tendencias locales con las romanas y las egipcias de su esposa Cleopatra Selene, con la que tuvo un hijo, Ptolomeo. 

En el año 40 DC, en efecto, con el asesinato del sucesor de Juba II, su hijo Ptolomeo, por orden del emperador Calígula, finaliza el periodo de existencia del reino mauritano como estado independiente ligado política y administrativamente a Roma (se habla de Mauritania como Protectorado romano), ya que a partir de ese momento, según la doctora Alicia García, se inicia un período denominado "interregno", en el que se prepara la anexión de este territorio al conjunto de las provincias romanas.

SU RELACIÓN CON CANARIAS.- En el siglo V AC, los cartagineses, continuadores de los fenicios en la colonización y explotación comercial del Mediterráneo Occidental, organizaron dos expediciones para explorar el Atlántico norte y sur. El almirante Hannón fue el encargado de dirigir la expedición a lo largo de la fachada atlántica africana, expedición en la que descubriría las islas Canarias. De hecho, el famoso "Periplo de Hannon", es el relato de navegaciones más famoso del mundo antiguo.

Siguiendo a Enrique Gozalbes, en este texto se narraba la actuación del cartaginés Hannón, probablemente en el siglo V AC, que había dirigido una exploración en un litoral meridional, caracterizado por la existencia de unas islas, y de un volcán en erupción (¿el Teide?), y de unos seres en forma humana conocidos como Gorilas. La influencia, pues, del texto del "Periplo de Hannon" en Juba II parece indudable.

De manera que las islas Canarias fueron posteriormente exploradas y quizás colonizadas por Juba II, rey de Mauritania, hacia el año 25 AC. Esta exploración en el islario atlántico tuvo como fundamento científico inicial el cerciorarse de la autenticidad de los datos aportados por Hannón, en concreto el problema de la existencia de unas islas en el extremo meridional de su reino.

Al menos hubo una expedición a las islas Canarias, pero se sospecha que fueron más. Gracias a estos viajes, Juba II sacó al Archipiélago del terreno de lo mítico a lo real, describiendo hasta seis islas distintas, sus gentes, sus costumbres y sus riquezas. A él y a sus expedicionarios le debemos nada menos que el nombre de Canarias, ya que así (Canaria), llamaron a la actual Gran Canaria y la de Tenerife, que denominaron Ninguaria (frecuentemente el término aparece deformado como Nivaria debido a una confusión derivada de la referencia a las nieves (del latín nix, nivis, nieve).

A pesar de lo poco que se ha logrado rescatar sobre el resultado estas exploraciones, para Alicia García no hay dudas de que Juba II conocía bien la costa oeste norteafricana, por cuanto convirtió la actual Mogador (costa de Marruecos) en un centro de producción de tintes importante para la época, pues el tinte púrpura era comercialmente muy demandado para las togas senatoriales en Roma.

Las noticias de Canarias, para la doctora Alicia García, debemos encontrarlas en su obra "Sobre las cosas de Libia". Se trata de un tratado referente a su país natal, que disertaba, al parecer, sobre geografía, historia natural y mitología. En esta obra, Juba II describió las montañas del monte Atlas (en Marruecos y Argelia). Este tratado encerraba, además, los resultados de sus estudios y expediciones al Nilo y a las islas Canarias, con mención de las fábricas de tintura creadas por orden suya en las Islas Purpurarias.

En efecto, estas últimas informaciones resultan muy importantes para la historia antigua de las islas Canarias, pues debemos a Juba II la primera referencia a la isla Canaria, de la que derivaría posteriormente el nombre en plural de las islas Canarias (Canarias insulas), citadas por Arnobio, a fines del siglo III de nuestra era. También el nombre de la isla aparece en Ptolomeo, y muchos siglos después aparecerá ya extendido al conjunto de las islas.

Con la exploración de las Fortunatae insulas, sin duda, para todos los autores, se identifican por primera vez a las islas Canarias. Hay coincidencia plena  en la identificación por Juba de las dos últimas de las islas que menciona, debido a sus características, y que serían las actuales de Tenerife y Gran Canaria. Sin embargo, hay distintas opiniones respecto de la identificación real de las islas que se van citando en la transcripción que Plinio el Viejo hace de la obra de Juba II.

Ombrios, es la primera que cita y podría ser El Hierro, una isla sin muestra de ocupación, pero que en sus montes poseía una laguna y árboles.

Iunonia, donde se constata la existencia de un pequeño templo de piedra y cerca de ella, otra isla a la que se le dio el mismo nombre, pero de menos dimensiones (Junonia Menor). Para algunos autores, sería La Palma y La Gomera, para otros muchos podrían ser Lanzarote y La Graciosa.

Capraria, que estaba repleta de lagartos. Para algunos autores, se trataría de Lanzarote, para otros, El Hierro. Más recientemente, otros autores, la han identificado con La Gomera.

La cuarta isla se encontraba a la vista de las anteriores y a ella se le puso el nombre de Ninguaria debida a sus nieves eternas y a estar cubierta de niebla. Todos los autores la identifican con Tenerife.

Muy cerca de la anterior se encontraba otra isla, de la que expresamente Juba II indica que recibió el nombre de Canaria, debido a la enorme cantidad de perros de unas grandes dimensiones que allí había. En esta isla incluso había restos de edificios. De igual forma, la cercanía de la isla de Tenerife ocasiona la aceptación unánime de los investigadores de que esta isla no es otra que la Gran Canaria. Sin embargo, Plinio el Viejo, cuando relata las exploraciones de Juba II sobre la zona del Atlas, indica que allí habitaban unas gentes llamadas Canarios. Este nombre de Canarios ha permitido defender la posibilidad de que fueran grupos de estos pueblos (los Canarii), los que fueran trasladados a las islas Canarias y dieran nombre a la isla de Canaria inicialmente, y al conjunto del Archipiélago con posterioridad. Pero de esta teoría y sus fundamentos nos ocuparemos en otra ocasión.

Pedro R. Castro Simancas, 14.06.2024.

II versión ampliada, 16.06.2024.

Fuentes:

GARCÍA GARCÍA, Alicia Mª (1999): "Perfil bio-literario de Juba II, Rey de Mauritania" en Fortvnatae, nº 11, pp. 13-29, Universidad de La Laguna, 1999.

GONZALBES CRAVIOTO, Enrique (2011): "África en el imaginario: las exploraciones geográficas del rey Juba II de Mauretania", en Studia Historica, Historia Antigua, nº 29, pp. 153-181, Universidad de Salamanca, 2011.

GONZÁLEZ MARRERO, José A. y AGUIAR AGUILAR, Maravillas (2018): "De historia atlántica: un recorrido por los textos latinos y árabes medievelaes que mencionan las islas Canarias" en Fortvnatae, nº 28, pp. 109-122, Universidad de La Laguna, 2017-2018.



Comentarios

  1. Es posible que recordando al pueblo Númida, ese pueblo africano beréber del norte de África, exista la denominación de la Cordillera Numídica, montañas en la actual Argelia, pertenecientes al Atlas oriental, al sur de la Cabilia de Collo.

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