Isla de El Hierro: El árbol santo 'Garoé' en la crónica de Antonio Herrera (siglo XVII).

El cronista Antonio Herrera Tordesillas (1549-1625), cronista, historiador y escritor del Siglo de Oro español, autor de la Historia general de los hechos de los castellanos en las Islas y Tierra Firme del mar Océano que llaman Indias Occidentales, conocida como "Décadas" publicada en Madrid entre 1601 y 1615, es considerada una de las mejores obras escritas sobre la conquista de América. Fue Cronista Mayor de Castilla durante los reinados de Felipe II y Felipe III, y también de Indias.

Entre otras obras menos conocidas de este cronista, se encuentra el manuscrito denominado "Discurso y Tractado del descubrimiento y derechos de las islas de Canaria y las diferencias que sobre ellas huvo entre castellanos y portugueses", que se conserva en la Biblioteca Nacional de España, y que ha podido ser transcrito por la investigadora del Instituto Universitario de Estudios Medievales y Renacentistas de la Universidad de La Laguna, doña Ana del Carmen Viña Brito.

Antonio Herrera y Tordesillas (1549-1625)

En la breve descripción que hace de las islas Canarias en este opúsculo, se detiene en detalles curiosos de un árbol que destilaba agua en la isla de El Hierro, y que sin nombrarlo por la denominación de como era conocido en la época, parece obvio que está refiriendo al famoso Garoé, el árbol santo de los antiguos bimbaches, aborígenes de aquella isla y que todavía en la época del cronista se mantenía en pie, aunque precisamente en el siglo XVII un huracán lo derribó y no fue hasta 1949 cuando se sustituyó por el árbol actualmente existente en el mismo lugar.

Este es el pasaje de la crónica de Antonio Herrera Tordesillas, describiendo el árbol Garoé de la isla de El Hierro, en las islas Canarias:

"Estas islas son siete aunque la historia portuguesa pone doce y la crónica romana seis y son Lanzarote, Fuerteventura, La Gran Canaria, Tenerife a la qual llamaron los portugueses la isla del Infierno, porque de la punta de una sima que es de las mas altas del mundo suele salir algún fuego.

La 5a isla de La Gomera, la 6a La Palma y la séptima y mas occidental la isla del Yerro en la qual no ay agua de rio fuente ni pozo, sino que por admirable secreto de naturaleza, por divino milagro, una nuvecita que en el mayor rigor del sol y tiempo mas seco se levanta de la mar y sube un barranco arriva, distancia de legua y media y poniéndose sobre un árbol destila por todas sus ojas unas grandes gotas de agua maravillosa hasta tanto que se acava la humedad de la nuve y quando los hombres se acercan a este arvol parege que la nuve esta algo alta del y quando se desvian parege que esta junto del y casi todo lleno de niebla.

Tiene el árbol de grueso mas de tres cuerpos de hombre, tiene muchos bragos y ramas muy gruesas y estendidas. Las ojas se paregen algo a las del laurel o del naranjo, ocupa con su sombra mas de dogientas y ginquenta pasos en torno no parege a ningún árbol de España ni de las mismas islas, ni se halla semejante en ninguna otra parte en lo que responde del suelo a cada braga y rama tienen hechas tan grandes comentes que van todas a dar a un estanque o alberca hecha por industria humana que esta en el circuito del árbol y aquella nubegita hace sudar todas las ojas y ramas del árbol toda la noche yel dia y mas a las mañanas y a las tardes y algo menos a medio dia quando se levanta el sol, llueve en el invierno en esta isla y para recoger el agua llovedica tienen los naturales hechas algunas lagunillas en diversas partes y deste agua ve ven mucha parte del año los ganados mayores, porque los menores (en que se demuestra la gran necesidad de agua de la isla y el remedio que da el árbol) no veven en todo el verano y estos son ganados de cerda, cabras y obejas aunque se sustentan de paja y feno seco y en caso que no vaste una carga de agua del árbol que se reparte a cada casa de la isla a 3o dia se aprovechan de la de las lagunetas y quando estas se acavan tienen recurso al agua del estanque que a goteado el árbol sin la qual no podrian vivir ni los hombres ni los animales y entonces se dan medida a cada vezino tantas cargas o cantaros conforme a la gente y ganados que tiene, y labran en el árbol camas de mil pipas que serán veynte y cinco o treynta mil cantaros es dulcisima toda el agua que gotea el árbol esta alli una casa en la qual vive un hombre que guarda el estanque para que aya secado en el agua."

Pedro R. Castro Simancas, 07.09.2024.

Fuente:

VIÑA BRITO, Ana (1999): "Canarias en el 'discurso-tratado' de Antonio Herrera" en Revista de Historia Canaria, nº 181, pp. 181-205, Universidad de La Laguna, 1999.

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