Bienes Culturales: Nuevo BIC con la categoría de “conocimientos y usos relacionados con la naturaleza, el cielo y la mar”, a favor de “Las Apañadas de ganado de costa de Fuerteventura”.
El Gobierno de Canarias ha aprobado por Decreto de 3 de febrero de 2025, la declaración del nuevo Bien de Interés Cultural Inmaterial, con la categoría de “conocimientos y usos relacionados con la naturaleza, el cielo y la mar”, a favor de “Las Apañadas de ganado de costa de Fuerteventura”.
Las apañadas de ganado de Fuerteventura constituyen una práctica ganadera tradicional de origen ancestral, que se remonta con gran probabilidad a la época aborigen y ha pervivido hasta la actualidad, conservando sus elementos esenciales. Se trata de un sistema de captura colectiva del ganado mayoritariamente caprino, disperso en terrenos comunales, con el objetivo de su identificación, marcaje y posterior distribución entre sus propietarios. Esta actividad, desarrollada en espacios abiertos de la isla, combina el conocimiento de los usos tradicionales del territorio con una estructura social basada en la participación comunitaria de los ganaderos y pobladores locales. Fruto de su importancia como bien cultural que forma parte de patrimonio canario, el Servicio de Patrimonio Cultural del Cabildo de Fuerteventura elaboró detallado estudio en el que se describe y analiza el concepto de apañadas de ganado de costa en la citada isla, así como los elementos culturales asociados a esta práctica, evidenciando su relevancia histórica y etnográfica dentro del patrimonio cultural inmaterial de Fuerteventura.
El término apañada designa en Canarias, tal y como lo recoge la Academia Canaria de la Lengua, la: “acción de recoger el ganado cabrío de suelta e ir encerrándolo en la gambuesa. Tal operación, que se realiza con periodicidad irregular, tiene sobre todo por finalidad marcar el ganado guanil y recoger algunas de las mejores cabezas para incorporarlas a las manadas que están al cuidado de los pastores”.
Esta práctica, que se ha venido desarrollando de forma secular en las diferentes islas, ha alcanzado en Fuerteventura una especial consideración como una de las tradiciones culturales más arraigadas y representativas del patrimonio cultural majorero.
1. Descripción de la apañada.
La apañada es una actividad pastoril, posiblemente heredada de los aborígenes, que consiste en recoger, cada cierto tiempo, que puede ser una vez al mes, el ganado de costa, salvaje o guanil, diseminado por valles, planicies y montañas y reunirlos en las gambuesas que son unos corrales con muros altos, situadas preferentemente en zonas de barrancos y valles.
Existe un comisionado de costa que es el que organiza las apañadas. Este convoca a los pastores para que antes del amanecer se sitúen en los puntos convenientes para comenzar la apañada, que suelen ser en las cabeceras de barrancos y los filos de montañas que delimitan la costa que se va a apañar. Los pastores deben ir provistos de perros y latas. Poco a poco van “tocando a los animales” y entre gritos van ajotando a los perros para que las cabras huyan hacia el lugar donde se encuentra la gambuesa. Los pastores van cerrando el cerco y las cabras se van concentrando en un tablero de buena visibilidad y se recogen los perros para que dejen de espantar a las cabras; se cierra más el cerco y como única salida se les deja la entrada a la gambuesa; todas las cabras van pasando al amplio corral. Una vez juntado los animales en la gambuesa, se procedía al castrado de los baifos para su engorde, devolviéndolos a su madre. Se seleccionan las reses destinadas al aprovisionamiento cárnico, así como algunos ejemplares que integrarían los rebaños familiares como productoras de leche.
La tradición de las apañadas posee igualmente una serie de normas consuetudinarias generadas alrededor de esta actividad, donde dichas normas, conductas, creencias y la forma de organización y gestión del territorio son el componente esencial que ha permitido el desarrollo de la ganadería de la cabra de costa desde tiempos históricos hasta la actualidad.
2. El ganado de costa salvaje o guanil.
El ganado de costa es denominado así porque son animales que gozan de un régimen de absoluta libertad, sin la vigilancia del pastor y que son soltados en terrenos comunales denominados “costas ganaderas”, para que pastaran libremente. Están formados por aquellos animales que el pastor no quiere en su rebaño doméstico porque le son poco productivos, como son las cabras viejas, machorras, machos, etc.
Los pastores sueltan a estos animales en las costas marcadas, con las marcas que identifican la propiedad de que cada pastor. El ganado que no tiene marcas de su dueño se denomina guanil o salvaje, y son por lo general los baifos (cría de la cabra) que han nacido en libertad en las costas y no han sido marcados con la marca identificativa del pastor.
3. Referencias históricas.
Desde tiempos inmemoriales la actividad ganadera en la isla de Fuerteventura ha sido una de las principales fuentes de sustento de sus habitantes, siendo la cabra el animal mejor adaptado a las exigentes condiciones climáticas de la isla. La imposibilidad de mantener un ganado estabulado debido a la escasez de alimentos produjo la suelta de cabras en las denominadas zonas de “costa”, lo cual ha dado lugar a una de las tradiciones ganaderas más importante a lo largo de la historia como son las apañadas.
Desde esta perspectiva, la ganadería de la cabra de costa fue un medio esencial para el sustento de los antiguos pobladores de la isla, proveyéndolos de carne, leche, pieles y derivados que fueron igualmente utilizados para el intercambio de otros productos.
Por todo ello, el carácter etnográfico de las apañadas es sin duda un rasgo identificativo de gran valor histórico para la sociedad y cultura majorera.
Los bienes materiales e inmateriales asociados a esta actividad ganadera desarrollada a lo largo de los siglos hunden sus raíces en los antiguos pobladores de Fuerteventura. Testigo de ello son las inmensas paredes y gambuesas salpicadas por toda la geografía insular que siguen siendo utilizadas hasta la actualidad. Los diversos estudios antropológicos realizados sobre esta actividad muestran cómo alrededor de la misma se ha generado una serie de normas, conductas, creencias y una forma de organización y gestión del territorio que han sido vitales para el desarrollo de la ganadería de la cabra de costa hasta llegar a nuestros días.
Las noticias aportadas por los cronistas sobre la ganadería en Fuerteventura, así como la abundancia de restos óseos de animales encontrados en su mayoría en los yacimientos arqueológicos de la isla, demuestran que la ganadería constituyó una actividad económica importante de los antiguos majoreros. Este proceso de especialización ganadera se convertirá en un fenómeno prolongado de adaptación en el que incide la tradición cultural y las vicisitudes medioambientales.
Para el historiador José Carlos Cabrera Pérez, “El desmesurado crecimiento de la cabaña ganadera en Fuerteventura representó un obstáculo adicional a la viabilidad del cultivo. La fórmula de pastoreo, basada en la suelta del ganado, y los miles de ejemplares que trataban de obtener alimento a partir de la flora insular, suscitaron una agresión potencial contra la agricultura…”.
Las cifras de ganado recogidas para la isla en la crónica normanda Le Canarien muestra, según algunos autores, una exagerada cabaña ganadera que estaría muy por encima de las posibilidades del territorio, sus recursos y capacidad de la población para controlarlas y vigilarlas; “…de las cuales todo el país está lleno, más que ninguna de las demás islas; y cada año se podrían coger 60.000 cabras”.
A este respecto, destaca la descripciones de L. Torriani el cual reseña lo siguiente; “… de una relación hecha por gente principal de la isla resulta que tiene 60 mil cabras y ovejas juntas, 4 mil camellos, 4 mil burros, 1.500 vacas y 150 caballos de monta…de modo que esta tiene más de 70 mil cabezas de ganado salvaje”.
Estas cifras aportadas por las cronistas en el siglo XV, según Cabrera, muestran una densidad caprina que estaría entre los 17 animales/km² y los 35 animales/km², muy superior a la capacidad que podría tener la población para su sostenimiento en un territorio reducido y con pocos recursos como el majorero. Sea como fuere, las fuentes literarias posteriores y la abundancia de restos de ovicápridos en los yacimientos confirman la importancia de dicha actividad para los habitantes de la isla. Sin embargo, teniendo en cuenta los rasgos característicos de sociedades actuales pastoriles, cuya dinámica podría ser aplicada antropológicamente a la etapa preeuropea de la isla, es posible que las antiguas poblaciones de la isla adoptaran estrategias de intensificación pastoril acompañadas de incrementos desmesurados de la cabaña ganadera como medio de almacenaje ante fluctuaciones derivadas de la escasez de lluvias y prolongadas sequías.
A tenor de las aportaciones de las fuentes literarias relativas a la importancia y calidad de la cabra de costa, destaca el relato de Abreu Galindo, el cual hacía la siguiente referencia al ganado en Fuerteventura. “El ganado de esta isla de Fuerteventura es el más sabroso de todas las islas; el cual anda suelto por toda la isla; y cuando querían tomar algún ganado, se juntaban y hacían apañadas que llamaban gambuesas”.
Hacia finales del siglo XVII como consecuencia de una prolongada sequía se produce una disminución de la cabaña ganadera; “…la cuantía de ganado oscilaba entre las 25 mil cabezas en un año considerado catastrófico hasta las 50 mil en los años favorables”. Como se ha apuntado anteriormente, la extensa cabaña ganadera de la isla en época histórica estaba destinada al abastecimiento interno de la población y a la exportación de carne, quesos y pieles al resto del Archipiélago. Sin embargo, en el periodo indígena la producción estaría destinada a la subsistencia de la propia población, la cual llevaría a cabo un proceso de especialización e intensificación pastoril sujeta a las fluctuaciones cíclicas. “La conversión de unos excedentes impredecibles en reserva viva permite usarlos no solo como alimentos sino para intercambios recíprocos que generan obligaciones mutuas entre unidades familiares y conceden más eficacia al reparto de los recursos durante los años malos”.
Teniendo en cuenta todo lo anteriormente descrito y partiendo del binomio población-territorio, las apañadas permitirían un equilibrio en el número de cabezas de ganado que repercutirían en la densidad de población humana insular, así como los periodos de escasez.
“Desconocemos cómo funciona el sistema de apañadas en la época aborigen, siendo factible que el que se ha desarrollado en etapas posteriores a la conquista se nutra fundamentalmente de este, coexistiendo una derivación de la cultura de los majos”.
Por otro lado, habría que destacar que dicha especialización y abundancia ganadera basada en especies caprina y ovina provocará a lo largo de los siglos tensiones entre ganaderos y agricultores, así como un carácter nocivo sobre un entorno, caracterizado por escasas precipitaciones y largos periodos de sequía. En cuanto a las apañadas que se pueden considerar como históricas o que parecen tener una importante repercusión en la actividad socioeconómica de la isla, hay que reseñar algunos ejemplos recogidos en el libro: Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura (1605-1700), por Roberto Roldán Verdejo y Candelaria Delgado González.
Uno de los motivos más habituales para la realización de las apañadas era el reunir e identificar el ganado guanil.
“[…] Por haber muchos animales guaniles, con lo que hay confusión, mandan que todos los vecinos tengan sus animales marcados en 15 días, y de no hacerlo, se harán apañadas y lo que se hallare guanil será propio de Cabildo”. Legajo 2, f.218, 16 de marzo 1637. Villa de Betancuria.
Otra de las cuestiones importantes en cuanto a la realización de las apañadas está relacionada con el marcaje de los animales.
“[…] Siendo costumbre inmemorial hacer registro de las marcas (de ganado), y como de un tiempo a esta parte se han registrado muchas marcas nuevas, sin haber fiel nombrado para el registro, con daño de las marcas viejas, acordaron dar por nulas todas las registradas sin fiel nombrado por este Cabildo. Se nombra por fiel a Melchor Pérez Senabria, quien jurará el cargo y cobrará 3 cuartos por marca a costa del dueño. Se pregonará”.
“[…] Acordaron, por cuanto en la apañada de Guise y Taca algunos vecinos marcaron las reses sin asistencia del regidor y veedor, se condenen a las penas en que han incurrido”.
La constancia sobre apañadas realizadas en el siglo XVI y XVII no hace referencia exclusivamente a la realización de apañadas de ganado caprino. Algunos de los acuerdos del Cabildo destacan las apañadas de camellos, burros y vacas.
“[…] Acordaron se haga apañada de las camellas, por los daños que hacen en vegas y sembrados y para que se vean las contramarcadas y guaniles y se entreguen a sus dueños”. Con motivo del cobro del herrete por parte del Cabildo de la isla, el cual consistía en el cobro de cierta cantidad por cuero u otra res que se exportaba o se ponía a secar en las tenerías, como derecho por el marcaje que para identificación hacía el herreteador oficial del Cabildo destaca el siguiente acuerdo:
“[…] Yten se acordó que, atento que Bartolomé Pérez León, fiador del banquero, a dado petición en este cabildo de la resistencia que el ganado vacuno le hace y que por fuerza le toman la vega y panes del valle y vega de Santa Ynés y no le puede resistirles, acordaron que el dicho Bartolomé Pérez apañe y haga apañar el ganado vacuno de toda la isla mayor y menor, manzso y serrero, sin reservar res nenguna y nadie se las enpida ni estorve, so pena de diez reales al que se lo estorvare y seis días presión , la qual apañada y junta haga el dicho Bartolomé Pérez en el coral Desquey, para el lunes próximo venidero, que se contarán seis días desde mes presente y año, para que de allí las lleven y saquen sus dueños y guarden a mano, de manera que no hagan daño en los panes ni vegas…de la puesta y publicada por la justicia sobre la dicha razón”.
4. Las gambuesas.
Las gambuesas, de probable origen preeuropeo, tienen forma más o menos circular poseyendo en su interior determinadas dependencias destinadas a la realización de distintas tareas relacionadas con la apañada tales como, marcar el ganado, castrar los baifos, apartar las cabras de un mismo dueño, etc. Dichas estructuras de gran tamaño, situadas por lo general en fondos de valles y barrancos, están conformadas por muros de piedra seca que llegan hasta los dos metros de altura con el objeto de evitar que se escape el ganado.
Existen numerosas gambuesas repartidas por todo el territorio insular y tanto J. Abreu Galindo como los Acuerdos del Cabildo del siglo XVIII proporcionan información sobre la práctica de las apañadas y la existencia de las denominadas gambuesas en la isla.
5. Actividades en las gambuesas.
Sobre las actividades desarrolladas en las gambuesas una vez apañado el ganado son esclarecedoras las palabras y experiencia vivida por el profesor Francisco Navarro Artíles en Fuerteventura durante los veranos de 1972 y 1973.
“…los pastores deben ir provistos de perros y de latas. Entre fusco no fusco comienzan a dar gritos y a ajotar a los perros para que las cabras huyan hacia el lugar donde se encuentra la gambuesa...”.
“En las apañadas los pastores hacen una comida común: se suele sacrificar un macho guanil, preferentemente, o una cabra guanil, que se asa, troceado, con leña de brusca y julaga”.
Las actividades desarrolladas en las gambuesas, una vez elegida la zona donde se va a apañar consisten fundamentalmente en:
a) Una vez establecido el lugar para “juntar” el ganado, este es dirigido hasta el punto de encuentro realizándose un cerco con el que se va dirigiendo al ganado con gritos, silbos, perros o piedras, hasta la gambuesa.
b) Una vez encerrado el ganado en la gambuesa, se toma un tiempo para que el ganado se tranquilice y poder observarlo.
c) Dentro de la gambuesa se procede a “apartar” el ganado, separando por un lado todas las cabras paridas y las crías, las cabras de ordeño y todas aquellas que los dueños quieran retirar de la costa por diferentes motivos. Para este fin, dicho ganado “apartado” es llevado a un corral más pequeño dentro de la gambuesa, el resto es de nuevo soltado. El “apartado” de ganado es una tarea realizada por dos personas designadas por el comisionado por su experiencia. El resto de ganaderos van arrimando “tandas” ayudando a los que están “apartando”.
d) Otra de las tareas realizadas en la gambuesa es la de “ahijar”, la cual consiste en observar que cría pertenece a cada cabra y por tanto a que ganadero para posteriormente ser marcada.
e) Ordeño: las cabras con leche “deshijadas” o que la cría solo mama de un lado de la ubre se ordeñan en las apañadas para evitar posibles lesiones.
f) Marcar: las crías identificadas son marcadas por cada ganadero con su marca correspondiente. En algunas zonas donde el ganadero no acude a la apañada se toma la decisión de no marcar la cría, soltándola nuevamente como guanil.
g) Machos: en las apañadas también se retiran algunos machos como carne o para caparlos con el objeto de mantener la calidad de la raza. Los que vuelven a la costa son los más llamativos para poder divisarlos desde la lejanía.
h) Suelta: una vez marcado el ganado este es de nuevo soltado junto con el guanil, que no tiene marcas y se desconoce su dueño. La cantidad de ganado guanil varía de una zona a otra, siendo mayor su número en aquellas zonas donde es más complicado de agrupar para los apañadores.
i) Sacrificio de un macho o cabra guanil que se asa in situ y se comparte con todos los pastores asistentes a la apañada.
Fuente: Boletín Oficial de Canarias nº 28, de 10 de febrero de 2025: Acceso al Decreto en el BOC
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